Edgardo Dobry
Cuaderno de Buenos Aires
Cuaderno de Buenos Aires
Pero he venido de Trujillo a Lima.
César Vallejo
1.
Quería por el sueño
llegar a vos pero a la noche
los ojos cerrados le repugnan.
Por cada hora le crece
a la noche una cabeza
y no hay dorada miel que la distraiga.
2.
Zarza de la angustia que de todo alejas,
píldora mellada
con que me canso y no avanzo.
¿Para qué sirve este dolor?
Demasiado gratuito, demasiado costoso,
añicos de armonía interesan la piel.
3.
Dos ojos de buey dan a lo oscuro:
buscar debo por ellos el alma de la noche.
¿El alma de la noche?
Evaporados humores quiebran
el cristal de la respiración.
4.
«Vine a ver a los amigos»
me oyeron gritar por teléfono
apretándome con furia el otro oído.
5.
La cabeza me ardía,
yo era un cigarrillo,
cada paso me fumaba.
Fieltro embebido en negro aceite:
así recorrerá los pies
la ya sólida destilación del frío.
Ceniza de las horas muertas
sin ceremonia aventadas,
yo era un cigarrillo,
cada paso me fumaba.
6.
Pide que los adoquines
se partan como nueces,
que las paredes ardan,
junto al cordón se muera el agua
y se ablande la vereda de repente.
Húndete después en las baldosas
hacia el centro de la Tierra
y fúndete en la luz opuesta
hasta ser en el magma un resplandor.
7.
Que los adoquines se partan como nueces,
desde adentro, desde abajo.
Que el estómago dé a luz su araña
de alambre, su ciega araña
de la que soy cáscara y parásito.
Venganza de amor, de odio:
que en el humo de Buenos Aires
ella y yo nos inmolemos juntos.
8.
Está afónico el cartel de la mañana.
Pide una gramática del bisbiseo,
una semiótica ganzúa,
una tirada de ejemplares
con páginas sin contrapáginas.
Quiere la senectud de un áptero,
de un insecto que a las siete agoniza.
Bate palmas de papel si pasa
la urna hipotética del día.
9.
Mozo, háganos una mesa en u,
una mesa en c, una mesa en n.
Somos nueve y seremos once.
Pero cómo, ¿se fue el poeta de Paraná
después de leernos todos
los precios de la carta?
En cambio se ha quedado
el que dijo cumplir cincuenta años
y murmuró en la lectura, torciendo la cabeza
hasta apoyarla casi sobre el hombro:
«Ah, las nuevas generaciones... ».