Diana Garza Islas
HOY NO SE FÍA
HOY NO SE FÍA
De lo que no; entre una madre y su sombra
Rojo dijo antes noctumbra.
Pero lo dicho es, y es casi un pulpo.
No le entiendes.
Más allá en el cuerpo
la entrada de una dama en su vestuario
mira, me mira. Luego morará.
No se sabe dónde. Bebe rooibos.
¡Tantas opciones!
No es de madrugada.
No llueve.
Nadie murió aquí.
Pero hay quien se atreve, aún, a relinchar.
Hay quien se atreve, aún, a dibujar en verde
la susodicha sangre del susodicho sol.
Brachichita, árbol botella
—cuerpo, ya sé que así le dices
a la cabeza roja a la que ahora llamas
tuya.
Pero escucha: yo sembré
yo sembré
yo tendí primero heces ahí.
¡Desearán tandas!
(Heces, sí, que significa:
para siempre.)
Para siempre-siempre
aunque nunca me escribió:
Querida, las cosas están
tan y tan así; estoy podada.
Y tuve que saberlo por mí misma:
que aquello
inclinándose a la sombra
no era un flamboyán.
Que no fue el mayordomo.
Que no eras un jardín.
Que no fuimos el monstruo
del Lago Ness.
¿Rojo Quién?
Me fui a dormir
por tiempo indefinido.
Me dejé una breve nota
por si acaso:
Dina, Hoy vi a Escocia entera
entrar por mi ventana.
Dina: Hoy un hombre vino; echó gotitas
me dio una planta que al crecer
va a llegarme a la cintura.
Dina: Hoy con camafeos, a palos,
dejé mi carne ahí a friatirizar.
Dina: Hoy no vienen más caballos, con listones,
de cuatro brazos, a verme.
Hoy al fondo en la alberquita
nos espera ya el vestido
del que aquí no sé hablar yo.
—Llegas tarde—.
Nada se destruye, pero todo
por servir se acaba.
¿Y el poema se titula? ¡Vuelva Pronto Hermoso y Huevo y Muerto y Retenido!
Y el poema se titula: Soy feliz.