Carmen Ollé
Casa de cusipata
Casa de cusipata
(A la madre del Inca Garcilaso)
Casi un infierno sin luz
como ante el púlpito de San Blas
la calavera de Horcacitas.
Señor, qué madera,
he cerrado los ojos, Señor,
y no me entretengo en el altar
aunque brille marrón el oro
por la plegaria impura.
Ahí,
la madre del bastardo,
el cordero de Dios.
La princesa en casa.
Vagabundeo por la vieja ciudad
¿Dónde he de verla por fin?
Miro a los lados, insomne,
acaso llegaré a comprender
el ansia.
Y ella advenediza, solitaria,
en el altar se arrodilla para besar
la cruz,
peldaño a peldaño
da el beso maldito...
Delgada sería la pequeña
el vestido de organdí azul luce
con filamentos de oro en la cintura fina
los botines aún de moda.
Beatífica viajera
la princesa está en casa
mas a ti nada te importa
pues de lejos
le dices adiós.
Una elegante silla negra
está rota en el recibidor.