Armando Romero
Strip-tease
Strip-tease
A Eduardo Espina
A veces pienso que la vida lo va desnudando a uno.Yo, por lo menos, me he
quedado sin ese zapato que caminó por la avenida séptima de Bogotá una noche
salida del interior de un tiempo adelgazado por las esperas; la chaqueta de cuero,
de origen dudoso, se despedazó contra el respaldar del bar donde el bohemio infiel
empalidecía de aguardiente todas las noches; una camisa que no había pintado Rolf,
el alemán, acabó como trapo sucio en un apartamento de Valle Abajo; mis pantalones de
vaquero murieron congelados en los páramos de Mérida todavía con la bragueta en
perfectas condiciones; un roto de bala en el pecho tenía la camiseta a rayas cuando la
perdí de vista en Puerto La Cruz; los pantaloncillos terminaron haciendo cama para
Agapi, la gata blanca de Sebucán. Es extraña esta vida que nos desnuda y nos viste de
otro, tiempo tras tiempo.