Mara Pastor

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Sarah Otter

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Flora numérica

Ciento setenta y tres de cada mil mujeres
se llamaban Rosa en Alabama

en el mil novecientos cincuenta y cinco.

Una de ellas se sentó en un autobús
que nos llevó a todas a un futuro de posiciones

y museos pero con una idea de justicia
que rondaba las costuras de la automovilística.

(Hubo Rosas que no contaron en el censo
porque recién habían cruzado la frontera
o habían germinado).

Una niña que nació por cesárea y no lactó
fue la última en llamarse Rosa
en el mil novecientos ochenta y nueve.

Ese mismo año dejaron de nacer Rosanas.

En la década del ochenta se extinguieron las Rosario.

En el mil novecientos noventa
ninguna niña se llamó Rosemary.

En el dos mil cinco, una de cada mil mujeres
en todos los Estados Unidos se llamó Rosa.

Hay residuos del Big Bang en las rosas,
residuos de radiación, hay menos abejas
en el planeta polinizándolas, hay menos Rosas.

© Mara Pastor
Extrait de: Poemas para fomentar el turismo
Rosario: Neutrinos, 2016
Production audio: Haus für Poesie, 2016

Numerische Flora

Neunzehnhundertfünfundfünfzig

hießen hundertdreiundsiebzig von tausend
Frauen in Alabama Rosa.

Eine von ihnen setzte sich in den Bus
der uns Frauen in eine Zukunft der Posten

und Museen brachte, doch ihr Gerechtigkeitssinn
offenbarte die Abgründe der Automobilindustrie.

(Es gab Rosas, die man nicht mitzählte
weil sie gerade die Grenze überquert hatten
oder erst gesprossen waren.)

Ein Mädchen, das per Kaiserschnitt zur Welt kam, ungestillt,
war die Letzte, die Rosa genannt wurde
im Jahr neunzehnhundertneunundachtzig.

Im gleichen Jahr wurden keine Rosanas mehr geboren.

In den achtziger Jahren starben die Rosarios aus.

Neunzehnhundertneunzig
wurde kein Mädchen Rosemary genannt.

Zweitausendfünf hieß eine von tausend
Frauen in den Vereinigten Staaten Rosa.

Es gibt Spuren des Urknalls in der Rosa,
radioaktive Spuren, es gibt weniger Bienen
auf der Erde, die sie bestäuben, weniger Rosas.

Aus dem Puerto-ricanischen Spanisch von Sarah Otter