¿Adónde van?

¿Adónde van las palabras que no se quedaron?
¿Adónde van las miradas que un día partieron?
¿Acaso flotan eternas,
como prisioneras de un ventarrón,
o se acurrucan entre las hendijas,
buscando calor?
¿Acaso ruedan sobre los cristales,
cual gotas de lluvia que quieren pasar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van?
¿Y adónde van…?
¿Adónde van?

¿En qué estarán convertidos mis viejos zapatos?
¿Adónde fueron a dar tantas hojas de un árbol?
¿Por dónde están las angustias
que desde tus ojos saltaron por mí?
¿Adónde fueron mis palabras sucias
de sangre de abril?
¿Adónde van ahora mismo estos cuerpos
que no puedo nunca dejar de alumbrar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van?
¿Y adónde van…?
¿Adónde van?

¿Adónde va lo común, lo de todos los días:
el descalzarse en la puerta, la mano amiga?
¿Adónde va la sorpresa
casi cotidiana del atardecer?
¿Adónde va el mantel de la mesa,
el café de ayer?
¿Adónde van los pequeños terribles encantos
que tiene el hogar?
¿Acaso nunca vuelven a ser algo?
¿Acaso se van?
¿Y adónde van…?
¿Adónde van?

© Silvio Rodríguez
Producción de Audio: Literaturwerkstatt Berlin 2011

Wohin gehen sie?

Wohin gehen all die Worte, die nicht geblieben sind?
Wohin all die Blicke, irgendwann einmal geworfen?
Tanzen sie vielleicht ewig
als Spielball einer Windbö
oder kauern sich in eine Ritze
auf der Suche nach Wärme?
Kullern sie vielleicht über die Scheiben,
wie Regentropfen, die hereinwollen?
Werden sie womöglich nie wieder etwas bedeuten?
Gehen sie vielleicht fort?
Und wohin gehen sie?
Wohin gehen sie?

Was ist wohl aus meinen alten Schuhen geworden?
Wo landeten die ganzen Blätter dieses Baums?
Wo sind die Ängste,
die mir entgegenschlugen aus deinen Augen?
Wo sind meine Wörter hin, besudelt
vom Aprilblut?
Wohin gehen die Körper,
die ich immer wieder zurück ins Leben rufen muss?
Werden sie nie mehr etwas bedeuten?
Gehen sie vielleicht fort?
Und wo gehen sie hin?
Wohin gehen sie?

Wohin geht das Gewöhnliche, die Routine:
die Schuhe vor der Tür, die vertraute Hand?
Wohin geht die fast alltägliche
Überraschung, dass der Abend anbricht?
Wohin die Tischdecke,
der gestrige Kaffee?
Wohin der kleine, furchtbare Zauber,
den nur das Zuhause hat?
Werden sie nie mehr etwas bedeuten?
Gehen sie vielleicht fort?
Und wohin gehen sie?
Wohin gehen sie?

aus dem kubanischen Spanisch von Timo Berger