Tálata Rodríguez
Tanta Ansiedad
Tanta Ansiedad
La computadora. El chat, toda esa gente solitaria.
¿Qué es esto que siento? Soñé que manchaba las sábanas mientras cogíamos.
Una pareja de viejos nos miraba. Yo sé dónde está mi herida
pero vos estabas exhausto. Tenías el pelo largo como un animal salvaje.
Vos, no sé quién sos vos.
Pero estabas ahí, con tu torso de indio,
tu cadera de surfista californiano. Yo te miraba
sentada junto a ese par de nosotros mismos viejos
perdidos en el cuerpo del buda
soñándonos.
Te miraba y veía el pequeño rubí rojo y vivo como el sexo
tendido a tus blancos pies, sobre blancas sábanas tendidas.
¿Yo, quién era?
Un hada lisérgica con formación de geisha y actitud rolinga.
La punta de mi lengua sobre tu cuerpo en punta.
Una habitación llena de juguetes.
Hasta las esposas de peluche, lámparas de aceite.
No hay banda.
No hay banda.
Esto también es una ilusión, pero se siente tan real.
Ya no está la noche del ángel y el futuro ha sido dicho:
no morderás la mano que acaricia.