Reynaldo Jiménez
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distraída pasa la pregunta de la mueca troz
de la coincidencia entre el furor y las maracas
del demonio que hace reír collar
del feroz que muerde el bozal hasta hacer
sangrar a un reflejo contra el susurro
en blanco de los distraídos el control
remoto de los distraídos cavidades
circulares y perfectas magia que agiganta
el deseo esparadrapo un puñado de consignas
una canción del valle que llega sin obstáculos
hasta tu cueva mientras te habitan bichos
que ni sabrías palabrejas verboides carabajos
lo gran distraído serías fuera de tu zona
adonde pensamientos anfibios se cultivan
capaces de hundirse hasta las heces si
hicieses eses en la evaporación del odio
del demonio simple que hace cosquillas
palatales sus instrumentos sólo una vez
pueden usarse porque carecen de final y son
las vísceras mismas del diablejo las que surgen
para nunca retornar al oído del mamotreto
a la mesa de su informe
