Eugenio Montejo
Pavana de Lisboa
Pavana de Lisboa
El Tajo al fondo, azul e inmenso,
mudando a cada instante de horizontes.
El Tajo, casi mar, casi recuerdo,
según la luz que ondule sobre el agua.
Y a bordo, en cualquiera de sus barcos,
va o viene todavía
la parte de mi vida más errante.
Desde el castillo de San Jorge,
en la colina de almenas medievales,
hace ahora más siglos que memorias,
me vi una vez muy lejos de este mundo,
a muchas leguas de mi vida,
en una Lisboa de otra galaxia,
idéntica a sí misma, pero nómada,
con el sólido grito de sus piedras
que gravitaba en un ocaso blanco…
Esta misma Lisboa conmigo a la intemperie,
rodeada de calles en declive
y el humo etéreo de sus barcos;
esta misma Lisboa, pero un Tajo distinto,
incapaz de arrancarnos lo que amamos
para llevarlo al África.
Un Tajo que siempre vuelve de retorno
y nos espera entre uno y otro muelle
y nunca parte.