Glasstimmen Lasinäänet

Glas lasi lasst uns erzählen
es ließ uns der Mai in der Glashütte
leben und war bei der Rückkehr vom

Glashüttenfest das Meer
aus Glas aus Glas

Sprünge dienten als Rinnen für Schiffe           
das Meer bestand sonst aus
Tiefenhöhlen hohlen Höckern
Kämmen Kuppen schwebenden Schellen
Gongen Klingeln Klangglast Glockenschimmer
wenn die Sonne dazu
das Fernwehn des Winds
spielte mit dem wogenden Glas

Es reisten mit uns besondere
       fürs bleibende Kindsein erwählte
     Kinder und klärte sich dass
                 die gläserne See und die tönenden
          singenden Stimmen der Kinder

aus einundemselben Gemenge sind
lasinäänet Glasstimmen rein

nicht gefährdet glaskrank
zu werden wie das bei unseren Stimmen ist die
zu Asche und Sand zerfallen können
Kappen sind oft auch auf unseren Mündern
während der Mund der Kinder
freigesprengt ist

Bei der Heimkehr vom
Glashüttenfest inmitten der
gläsernen Weite des Meers
Glas lasi lasienäänet
                                     

ereignete sich dass das farbige Glas der
                     Kinderstimmen sich schob übers
                                     weiße Glas unserer Stimmen
                                             mannigfaltig in Mustern in Tönen
                                                                  entstand überfangenes Glas

kellojenkieli kilisee helisee
kilkatus kimallus
Glas lasi lasienäänet

© Wallstein Verlag
Aus: Glasstimmen Lasinäänet
Göttingen: Wallstein Verlag, 2004
Audioproduktion: 2004, M.Mechner / Literaturwerkstatt Berlin

La procesión del bautizo

I

No me pidan que mire
Se bautiza a los niños, con trineos llenos de piedras.
Empujen más cerca los brazos ciegos,
dan lo su!ciente para huesos y sogas.
Busco los anteojos en mi bolso, por lo menos el estuche vacío
para protegerme las pupilas, un bol de plástico como yelmo,
desde el centro de los huevos miro finalmente con serenidad
el cuidado y la biología, urracas
en un cuento en el fondo del bosque
empieza la procesión hacia el sol,
musgos y árboles encanijados en la tierra pantanosa
ceden,
curvo el lumbago:

Yo no estoy para despreocupadamente olvidarme de mí.


II

El palo de la escoba me mantiene parada
en el habla de los creyentes.
Ellos recitan hurgón y serbales desde mi rostro.
Me deslizo de los tacones al pulpejo del pie, preparo la pared
con ojos astillosos, froto con un papel de lija los pensamientos felices
que botarán escamas en los rabillos del ojo
las pinturas del diablo, en lo que llego a correr la cortina.

Deseo felicidad. El no pensar.
Poco a poco comienza en el niño el movimiento del metrónomo,
se lanzan los bates y las botas
el habla se hace más delgada, hasta el clavo, la rabia martillea.
Poco a poco la sangre se mezcla,
de los más fuertes se saca tijeras y guantes
y lanas limpias que se mantenían secas.
A ellos se los olvida en el aguanieve o alguien los vende.

El enojo se detiene en la arcilla,
uno levanta la bandera caída, otro se va de boca.
Y de las orejas o de la a"icción se tira para arriba de nuevo.


III

No me quedo en la grieta de
los dos llantos y gritos, tomar las riendas del pánico.
Miro el frío, profundo a los ojos, el humo para mejorarlo.

Se parece demasiado a la especie del último hombre.
Pocas veces sacamos de la billetera la foto cortada oblicua.
Para qué continuar con las acciones, por vanidad, por dientes feos,
la especie se interrumpe en una tilde, detrás de ella siguen los factores primos.
No más discursos finales mirando fijamente al vacío y a la grava,
que se queman en cartas porosas,
cuartos, corbatas que muestran la dirección de la noche.

Esperamos en una cantina clandestina, se conserva burbujas en las latas.
Que corra nuestra sangre, pretextos egoístas.

Llegó una aflicción por encima de nosotros
o para elegir un día seco, blando

Los que se procrean dicen: váyanse. Por delante a la oscuridad.

Traducción: Johanna Suhonen & Roxana Crisólogo