Virna Texeira 
Übersetzer:in

auf Lyrikline: 5 Gedichte übersetzt

aus: spanisch nach: portugiesisch

Original

Übersetzung

Muñoz

spanisch | Enrique Winter

Como quien carga un maremoto y por silenciarlo
mira con desprecio a quien no carga alguno
o no lo silencia,
                          el día que la vuelva a ver
veré expectativas y no esperanza, la poca mandíbula, anchura
de hombros, planicie de pechos, gordas las caderas,
un termómetro y no el termostato.

Diré –ya no le tengo ganas–. ¿Y es que deseo algo ahora
que para iluminarnos no hace falta el fuego?

Con la memoria de las yemas digitaré sus poros
podremos hacerlo con vista al mar, pero lo hacíamos en el mar
y con lluvia, rodillas en la calle, afuera los duraznos, adentro
del funicular, boca abajo sobre la mesa de una pirámide. Una serie
de postales disueltas en agua, láminas del álbum, guías de despacho:

la gota de tortura china     cava inocente en la cabeza
del condenado     un agujero hacia la muerte.     Una gota de agua.
Muñoz es quien repite la sentencia     mientras tiembla su vaso
al tacto de otras manos     –el miembro de tortura china
cava inocente en este pubis     de condenada
un agujero hacia la muerte–     una película que lleva cuatro horas,
la pareja sentada, las piernas en un lazo     deletrean el muro.
Un guijarro guarda esa falta de greda.

No quita la sed mi negra, pues lo deseado no llena el cuerpo
de esta botella y si lo cubre es por mientras. Un envase vacío
de boca ancha, al que lo cargan bolsas o sellan tapas. O sellan
tapas sí, que se acumulan después de tanta rosca en la basura.
Quedo solo de envase no retornable.

                                                          Me esperará si llego tar-
desde ella me demoro
y me daré cuenta: con el atraso la perpetúo
como el deseo en los vestidos largos
o en años sin decirse.
El mar arriba el cielo abajo. Una ciudad se incendia
o se abandona y entran cenizas por el techo.
Ella de pie y al lago tembloroso lo cubren pétalos: la alfombra
donde acostar la orilla, que apenas por llevar sus nombres
hayamos sido aquéllos. Lo deseado no llena esta botella
sólo la arropa como una bolsa o una tapa.

El trueque de las ganas (color mascar la guinda
saborear y molerla, sonidos pareci-
dos pasajes de ida)
por el alivio del primer foco en una carretera a oscuras
(podremos hacerlo con vista al mar, pero lo hacíamos en el mar).

Un foco no es un paradero, los buses aceleran sin mí,
pegado en cómo lo alguna vez deseado ya no existe,
pues lo deseado muta.

Y uno no.
 

© Enrique Winter
aus: Guía de despacho
Santiago: Cuarto Propio, 2010
Audio production: Taken from the album 'Agua en polvo' (Santiago: Cápsula Discos, 2012) by Winter Planet, a collaboration between Enrique Winter and the musician Gonzalo Planet.

Muñoz

portugiesisch

Como quem carrega um maremoto e por silenciá-lo
olha com desprezo a quem não carrega algum
ou não o silencia,
                            o dia em que a volte a ver
verei expectativas e não esperança, a pouca mandíbula, largura
de ombros, planície de peitos, as cadeiras gordas,
um termômetro e não o termostato.

Direi –já não tenho vontade–. E é que desejo agora algo
que para nos iluminar o fogo não faz falta?

Com a memória das gemas digitarei seus poros
poderemos fazer com vista para o mar, mas fazíamos no mar
e com chuva, joelhos na rua, fora os pêssegos, dentro
do funicular, boca abaixo sobre a mesa de uma pirâmide. Uma série
de postais dissolvidos na água, lâminas do álbum, guias de despacho:

a gota de tortura chinesa      cava inocente na cabeça
do condenado      um buraco até a morte.      Uma gota d’água.
Muñoz é quem repete a sentença      enquanto treme seu copo
ao tato de outras mãos      –o membro de tortura chinesa
cava inocente neste púbis      de condenada
um buraco até a morte–      um filme que leva quatro horas,
o casal sentado, as pernas enlaçadas      soletram o muro.
Um calhau guarda essa falta de greda.

Não sacia a sede minha negra, pois o desejado não enche o corpo
desta garrafa e se o cobre é por enquanto. Um invólucro vazio
de boca ampla, com o qual carregam sacos ou selam tampas. Ou selam
tapas sim, que se acumulam depois de tanta rosca no lixo.
Fico só de invólucro não retornável.
                                                         Me esperará se chego tarde
me demoro até ela
e me darei conta: com o atraso a perpetuo
como o desejo nos vestidos largos
o em anos sem dizer-se.
O mar em cima o céu embaixo. Uma cidade se incendia
ou se abandona e entram cinzas pelo teto.
Ela de pé e ao lago trêmulo pétalas cobrem-no: o tapete
onde acostar a margem, que apenas por levar seus nomes
aqueles teríamos sido. O desejado não enche esta garrafa
só a agasalha como um saco ou uma tampa.

A troca das vontades (cor mascar a ginja
saborear e moer, sons pareci-
dos passagens de ida)
pelo alívio do primeiro foco numa estrada às escuras
(poderemos fazer com vista para o mar, mas fazíamos no mar).

Um foco não é um paradeiro, os ônibus aceleram sem mim,
grudado em como o alguma vez desejado já não existe,
pois o deseado muda.

E um não.

Tradução: Virna Texeira

Escultura

spanisch | Enrique Winter

Esto
         como una reproducción a escala
del hielo
               que remite al dibujo oficial de un copo de nieve.

La simetría de unas líneas que no están en la nieve:
que sean clavos grandes. Que entre ellos haya plumas blancas.

                                       Que al hacerse más grandes
den cuenta de lo que significa hacerse grande:  f r a g i l i d a d .

Lo que hace a las líneas entrecruzadas decir –nieve.

Cuántas líneas sobre un papel se necesitan para verla,
alguien se pregunta al mirar que nieva tras la ventana.
Luego pasa la vista sobre el dibujo en dirección al que hizo antes
de un animal.

¿Qué ve la niña de un año en el trazo,
que dice –miau– cuando lo apunta?

                                                            ¿Cuándo comienza
                                                            a ser un gato ese dibujo?

Deja las dos dimensiones del dibujo y vuelve a las tres
                    dimensiones                                            de la tarde,
de la reproducción a escala del hielo.

                                         Una escultura.
                                         Una escultura hacía perpetuo lo fugaz.
Pero si a una escultura le crece algo en la mejilla
            pasto por ejemplo, hace fugaz lo perpetuo del hierro.

Hacer fugaz lo perpetuo, un bien de consumo
que antes duraba para siempre:
            radio, mesa, casa. El sobreconsumo afecta la escultura.

Lo perpetuo
                    y su defensa
contra el consumo y sus dueños.

                    La perpetuidad es revolucionaria.
La perpetuidad es  f r á g i l .

Como el hielo
                       cuando es representado en la escultura.

© Enrique Winter
aus: Guía de despacho
Santiago: Cuarto Propio, 2010
Audio production: Taken from the album 'Agua en polvo' (Santiago: Cápsula Discos, 2012) by Winter Planet

Escultura

portugiesisch

Isto
        como uma reprodução à escala
do gelo
             que remete ao desenho oficial de um copo de neve.

A simetria de umas linhas que não estão na neve:
que sejam pregos grandes. Que entre eles haja plumas brancas.

                                         Que ao fazer-se maiores
Deêm-se conta do que significa fazer-se grande: f r a g i l i d a d e .

O que faz às linhas entrecruzadas dizer –neve.

Quantas linhas sobre um papel necessitam-se para vê-la,
alguém se pergunta ao olhar pela janela que neva.
Logo passa a vista em direção ao desenho ao que fez antes
de um animal.

Que vê a menina de um ano no traço,
que diz –miau– quando o aponta?
                                                      Quando começa
                                                       a ser um gato esse desenho?

Deixa as duas dimensões do desenho e volta às três
                       dimensões                                         da tarde,
da reprodução à escala do gelo.

                                          Uma escultura.
                                          Uma escultura até o perpétuo ou fugaz.
Mas se numa escultura cresce algo na bochecha
             pasto por exemplo, faz fugaz o perpétuo do ferro.

Fazer fugaz o perpétuo, um bem de consumo
que antes durava para sempre:
             rádio, mesa, casa. O sobreconsumo afeta a escultura.

O perpétuo
                   e sua defesa
contra o consumo e seus donos.

                   A perpetuidade é revolucionária.
A perpetuidade é  f r á g i l .

Como o gelo
                      quando é representado na escultura.

Tradução: Virna Texeira

Arquitectura

spanisch | Enrique Winter

Esto
         la caja de zapatos donde vivo
la caja de zapatos donde vive mi padre.
Dos zapatos izquierdos.

–Cuando chica quería ser artista, veterinaria o astronauta.
–Yo arquitecto (me mira y no me cree).
Mi papá me llevó a la construcción algunos sábados. A mí me
encantaba. Una vez le pregunté en qué consistía su trabajo.
Me dijo que el arquitecto (primera vez que oía esa palabra y
me sonó importante de inmediato, como archiduque)
imaginaba el edificio y que la pega de él consistía en que
simplemente no se cayera. Un trabajo que sólo imaginaba
lugares me pareció extraordinario. No así la opaca labor del
padre. Los lugares imaginados se le comunicaban con dibujos.
Y a eso dediqué mi infancia, a dibujarle rascacielos y chozas.

La pega de mi papá consiste en que no se caigan.

© Enrique Winter
aus: Guía de despacho
Santiago: Cuarto Propio, 2010
Audio production: Taken from the album 'Agua en polvo' (Santiago: Cápsula Discos, 2012) by Winter Planet

Arquitetura

portugiesisch

Isto
       a caixa de sapatos onde vivo
a caixa de sapatos onde vive meu pai.
Dois sapatos esquerdos.

–Quando pequena queria ser artista, veterinária ou astronauta.
–Eu arquiteto (me olha e não acredita).
Meu papai me levou alguns sábados à construção. Eu ficava
encantado. Uma vez perguntei em que consistia seu trabalho.
Me disse que o arquiteto (primeira vez que ouvia essa palavra e
me soou importante de imediato, como arqueduque)
imaginava o edifício e que o emprego dele consistia
simplesmente em que não caísse. Um trabalho que só imaginava
lugares me pareceu extraordinário. Não assim o opaco ofício do
pai. Os lugares imaginados comunicavam-se com desenhos.
E a isso dediquei minha infância, a desenhar arranhas-céus e cabanas.

O emprego de meu papai consiste em que não caiam.

Tradução: Virna Texeira

Soltar la cuerda

spanisch | Enrique Winter

Nunca aprendimos a saltar la cuerda.
Mis padres la olvidaron
en el bazar de Presidente Errázuriz
dos nueve cero uno.

Al techo del lugar sigue amarrada,
balanceando a mi abuelo.

© Enrique Winter
aus: Atar las naves
Santiago: Ediciones del Temple, 2003
Audio production: Taken from the album 'Agua en polvo' (Santiago: Cápsula Discos, 2012) by Winter Planet

Soltar a corda

portugiesisch

Nunca aprendemos pular corda.
Meus pais a esqueceram
no bazar do Presidente Errázuriz
dois nove zero um.

No teto do lugar segue amarrada,
balançando meu avô.

Tradução: Virna Texeira

Soles

spanisch | Enrique Winter

Un sol, la dicha
sorprende a la mesera que recibe
la propina cual dios del mismo nombre.

Un sol rojo en la playa, píxel en el ojo
de una foto digital que no debimos sacarnos,
interrumpido por líneas de nube (las cataratas)
y la tele del bus,
polvo que impide otros polvos
en un desierto que ningún pasajero reclama,
inadvertido el mar (el iris).

El bus auspicia la negra carretera
que corta el arrebol,
una camiseta que sería de rangers
si estuviera en mi tierra y no
donde ninguna construcción se ha terminado
para eludir impuestos o mirar las estrellas,
apenas cubiertas por la ropa interior colgada
y flameando: camisetas de un equipo pequeño
visitando el estadio de la masa tevita.
La rueda del triciclo armando un taco, este sol
tres cuartos en el agua su reflejo,
más la pantalla del bus que ese ojo rojo.

Una vez me dijeron que era un sol.

Y si para tocar el sol bastaba
poner el dedo chico en la primera
cuerda luego del do, siempre enseñaron
mejor el anular, voltearlos
como el cartel –cerrado– en los boliches
y me dan ganas de contarles cuál
es el cambio de sol a peso,
pero la tasa es otra (juego de manos
y muecas) cuando la pronuncio
en la guitarra.

En el cielo despejado no hay puntos de referencia
para decir cerca o lejos.

Mejor que venga el sol, que trague
a quienes lo permiten apenas quince días
retribuyendo el año de maltratos
(era gratis, gratuito, gratis, gratis).
Con el color ladrillo de las casas
sin terminar (ya, casi todas)
dorado el oro, el día, el hombre
no la plata, la luna, la mujer (acaso la pantalla
o bien la dicha de la mesera que recibe
la propina cual dios del mismo nombre).
Las decenas de veces que intentamos la foto
con la puesta de sol, la espera
por revelar un rollo que nos presentaría
negros de nuevo, tapando un rojo inentendible.

En la ciudad que habito yo decido
si me alimento, si me abrigo, si miro mis pisadas cuando vuelva.
Quien decide afuera es el sol,
si crece algo de comer, si muero
de hipotermia o transpiro.
Le rezaría a él antes que a nadie:
yema de huevo de campo
derramada en mar la copa
no del galán de la tele
sí de los espectadores.

La clara previa a revolverse es una nube
y el cielo cubre la paila.
El ruido de ese aceite recuerda al de las olas
cuando se está en el mar y no con la conchita en el oído,
a regadores cuando empapan, y

las películas nos robaron hasta el atardecer.
El bus nos ha robado el viaje.

Al sol lo construyeron jornaleros
como los de este bus, que ni lo miran
ahora que la energía puede inventarse en otros soles,
que no los broncearán
aunque se juren invitados.

Difícil adorar a un único sol
cuando ya existe la palabra soles
y uno no sabe si vio el mismo ayer
(cambiaron el camino y la abrazada)
cuando al camino le salieron brotes
y a la que amamos, el fruncido ceño
las decenas de veces que intentamos la foto
con la puesta de sol, la espera
por revelar un rollo que nos presentaría
negros de nuevo, tapando un rojo inentendible
como el del ojo en tomas digitales.
Acaso quede el puro rojo
que ven los cerrados cuando al sol,
delgados pájaros de interferencia.

La terramoza (qué palabra) dice
que para una mejor visión de la película
se cierren las cortinas.

© Enrique Winter
aus: Guía de despacho
Santiago: Cuarto Propio, 2010
Audio production: Taken from the album 'Agua en polvo' (Santiago: Cápsula Discos, 2012) by Winter Planet, a collaboration between Enrique Winter and the musician Gonzalo Planet.

Sóis

portugiesisch

Um sol, a fortuna
surpreende a garçonete que recebe
a gorjeta qual deus do mesmo nome.

Um sol vermelho na praia, píxel no olho
de uma foto digital que não devíamo-nos tirar,
interrompida por linhas de nuvem (as cataratas)
e a tevê do ônibus,
poeira que impede outras poeiras
em um deserto que nenhum passageiro reclama,
despercebido o mar (a íris).

O ônibus auspicia a estrada negra
que corta o arrebol,
uma camiseta que seria do rangers
se estivesse na minha terra e não
onde nenhuma construção se concluiu
para evadir impostos ou olhar as estrelas,
apenas cobertas por roupa íntima pendurada
e flamejando: camisetas de uma equipe pequena
visitando o estádio da masa televisiva.
A roda do triciclo armando um tráfego este sol
seu reflexo três quartos na água,
mais a tela do ônibus que esse olho vermelho.

Uma vez me disseram que era um sol.

E se para tocar o sol bastava
pôr o dedo mínimo na primeira
corda depois do dó, sempre ensinaram
melhor o anular, contorná-los
como o cartel –fechado– nos bares
e me dá vontade de lhes dizer qual
é o câmbio de sol para peso,
mas a taxa é outra (jogo de mãos
e caretas) quando a pronuncio
na guitarra.

No céu despejado não há pontos de referência
para dizer perto ou longe.

Melhor que venha o sol, que trague
a quem os permitem apenas quinze dias
retribuindo o ano de maltratos
(era grátis, gratuito, grátis, grátis).
Com a cor tijolo das casas
sem terminar (já, quase todas)
dourado o ouro, o dia, o homem
não a prata, a lua, a mulher (por acaso a tela
ou melhor a fortuna da garçonete que recebe
a gorjeta qual deus do mesmo nome).
As dezenas de vezes que tentamos a foto
com o pôr do sol, a espera
por revelar um rolo que nos apresentaria
negros de novo, tapando um vermelho incompreensível.

Na cidade que habito eu decido
se me alimento, se me abrigo, se olho minhas pisadas quando me vire.
Quem decide lá fora é o sol,
se cresce algo de comer, se morro
de hipotermia ou transpiro.
Rezaria antes para ele que por ninguém:
gema de ovo do campo
derramada no mar a taça
não do galã da tevê
e sim dos espectadores.

A clara prévia a revolver-se é uma nuvem
e o céu cobre a frigideira.
O ruído desse azeite lembra o das ondas
quando se está no mar e não com a concha no ouvido,
a regadores quando encharcam, e

os filmes nos roubaram até o entardecer.
O ônibus nos tem roubado a viagem.

Ao sol jornaleiros o construíram
como os deste ônibus, que nem olham-no
agora que a energia pode inventar-se em outros sóis,
que não os bronzearão
ainda que se jurem convidados.

Difícil adorar a um único sol
quando já existe a palavra sóis
e um não sabe se viu ontem o mesmo
(mudaram o caminho e a abraçada
quando no caminho lhe saíram brotos
e a que amamos, o cenho franzido
as dezenas de vezes que tentamos a foto
com o pôr-do-sol, a espera
por revelar um rolo que nos apresentaria
negros de novo, tapando um vermelho incompreensível
como o do olho em tomadas digitais.
Por acaso fique só o vermelho puro
que veem os fechados sob o sol,
delgados pássaros de interferência.

A terramoça (que palavra) disse
que para uma melhor visão do filme
fechem as cortinas.

Tradução: Virna Texeira