Daniel Bencomo
MAÑANA CON KABIR, MAÑANA CON ESHLEMAN
MAÑANA CON KABIR, MAÑANA CON ESHLEMAN
Un moscardón como un puño de brea
soporta en su equilibrio
el aire y su espinazo de turquesa
hacia un costado
al hado al interior del ojo
vertederos de palabras sulfatadas
con múltiples reptiles en su orilla asoléandose.
Un estatus de desfase
entre el sopor y el éxtasis auriñaciense
se diluye en vapores de metano
que ascienden a la mesa del banquete
donde un gremio de ascetas
con cabezas escalpadas
devoran cada uno
el cerebro fresco del otro.
El ojo del insecto deforma las preguntas:
toda variación de luz será intransferible
mientras un tarahumara
escupa esta canción como balas de cobre.