Luis Osvaldo Tedesco
ESA INDETERMINACIÓN,
ESA INDETERMINACIÓN,
esa falta de empeño
de la siembra nacional,
hebras de vegetal enflaquecido,
sin orden, sin temor al escarmiento,
sin amalgama ni fe,
sin hipérbole radiante
el color que adelanta lo nutricio,
sin agua de riego sus raíces,
esa indeterminación,
ese corazoncito fatigado
en los infinitivos de la lucha,
el arabesco empírico del alma,
las banderas de alguna lontananza,
el saquito borroso de Muraña,
y eso que cae cavidad,
eso de más que se abalanza,
pantanoso latido del origen,
eso que muerde, que acorralan,
lo vagabundo de la carne pobre,
allá está, lejos, inexplicable,
el aluvión inútil, peronista,
aquel dulzor de tangos y guarañas
de la criolla lentitud vencida,
maleza bochinchera sudorosa,
maleza de encorvados cabecitas,
allá están, allá se fueron
el humo azul, las parvas, el jinete,
el nomos del habla impenetrable,
aquel rasguido, aquella entonación
de cercanías familiares,
detrás, detrás, todos detrás,
todos a la zaga en la región vacía,
allá están, entre la escoria blanca
de inmigrantes penumbras perdedoras,
sin un rincón donde caerse muertos,
minuanes, ranqueles, taros, charrúas,
la herencia mestiza sublevada,
sangre sobrante, sangre innecesaria,
sangre nociva para el bien común,
demasiado gorda,
demasiado voraz,
demasiado cariñosa,
allá va, allá se pierde
la planicie de pampas pajareras,
detrás, detrás, donde no se ve,
donde lo oscuro roe su roer oscuro,
la entonación felina del silencio,
el calor arborescente de los Nadie.