Sergio Raimondi
La naturaleza no es un Banco
La naturaleza no es un Banco
Aunque el haz segado de trigo, a la luz última del día,
asemeje su brillo al que tiene el oro, la Naturaleza
no es un banco, y la flexibilidad de la vara no admite
metáfora económica ninguna, salvo cuando restalla.
Y así las grandes cosechas favorecidas por la lluvia
no alcanzaron allá por mil ocho setenta a amortiguar
el déficit provocado por los importantes empréstitos
firmados en Londres que habían permitido extender
el crédito vacante con el que se había creído pagar
la trilladora a vapor. Se importó para exportar, no
para no importar más. Un año o dos sin nubes a la vista,
y la trilladora urgida de algún repuesto, y el número
ingente de la deuda, blancos huesos, seco el junco
del fisco junto al arroyo seco, una escena romántica,
al azar del modélico destino liberal que copia y copia
como la literatura de sus ociosos, mucho, mucho y mal.